HISTORIA DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS
La celebración de las Olimpíadas data de la antigüedad griega (alrededor del siglo VIII a. C.), cuando se llevaban a cabo para homenajear a los Dioses del Panteón Olímpico al que los griegos antiguos rendían culto (de allí su nombre: olimpíadas).
Eran grandes fiestas deportivas que reunían a todos los guerreros y luchadores de las naciones griegas en una serie de competencias para elegir a los mejores y otorgarles premios que los harían eternamente reconocidos y recordados. Además, durante la celebración de estas competencias se decretaba la “paz olímpica” (ékécheira) en la que todas las naciones debían deponer sus armas y ejércitos.
Estos juegos olímpicos antiguos se celebraron hasta el año 393 d. C., prácticamente mil doscientos años antes de ser retomadas por la humanidad contemporánea. La interrupción se debió a la adopción del cristianismo por parte del Imperio Romano, religión que vio siempre con malos ojos a todo tipo de herencias y fiestas paganas.
La tradición de las olimpíadas se retomó a finales del siglo XIX, cuando un noble francés, el Barón de Coubertin, decidió crear un Comité Olímpico que coordinara unas nuevas olimpíadas, homenajeando a las de la antigüedad y recuperando su mensaje de competición pacífica entre los distintos pueblos de la humanidad.
La celebración de las olimpíadas en los siglos XX y XXI modificó lo celebrado en la tradición, incorporando nuevas disciplinas, creando los Juegos Olímpicos de Invierno y también los Juegos Paralímpicos, para atletas con alguna forma de discapacidad, o los Juegos Olímpicos de la Juventud, destinados a atletas adolescentes.
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